Julián
Esta historia ocurrió cuando aún trabajaba para un famoso local de comidas rápidas, pasaron varios años ya, pero me resulta imposible olvidarme de aquel recuerdo. Era de noche, horas antes del cierre del local, mi compañero Julián me llamó, para que fuera a ver la atrocidad que había en el baño de damas. Él no paraba de reírse, sin embargo yo quedé sorprendido y a la vez confundido por cómo habría sido posible haber cagado por la nuca, sin duda, una imagen imposible de olvidar.
Decidí ir al baño de hombres para lavarme la cara, ya que no tenía muchas más tareas para hacer y solo esperaba mi horario de salida. Ahí es cuando las risas de Julián se convirtieron en silencios fríos, al ver una línea de sangre corriendo desde el tercer cubículo hasta la rejilla del piso. Éramos dos personas, de 18 años, congelados por el miedo, sin saber qué hacer, ni cómo reaccionar. Después de casi tres minutos pudimos pensar en ir a comentarle al encargado de turno. Nos dijo un compañero que el encargado no se encontraba, tuvo que salir rápidamente y volvería en unos minutos. Era raro, el local nunca debería estar sin un encargado.
Luego de varios largos minutos, no sabría decir cuántos con exactitud, apareció el encargado perturbadoramente tranquilo, y hasta con cara de acá no pasó nada. Le comenté lo del cubículo y accedió a verlo con nosotros, y antes de que pudieramos decir algo, levantó su pie y pisó la línea de sangre, y su cara se volvió blanca, más de lo normal.
"-No es nada -dijo, como si la sangre no existiera-. Sigan trabajando, que lo resolvemos después."
Lo que no sabía es que ya había pasado nuestro horario de salida. Al momento de cambiarnos en el baño de hombres, noté que las luces parpadeaban, se sentía denso y frío el aire, como si alguna presencia estuviera con nosotros, y ahí fue cuando decidí buscar a Julián, pero me di cuenta que ya no estaba ahí.
Supuse que se fue rápidamente a su casa por el miedo, resultó ser que él era un poco mas miedoso que yo, y eso que yo no soy el mas cojonudo. Decidí salir rápido, saludé a mis compañeros de cocina y luego me econtraba esperando el colectivo para volver a mi casa, no solo extraño por lo que sucedió, sino enojado por las pocas horas de sueño que iba a tener.
Al día siguiente, el local estaba cerrado, las luces estaban apagadas y la puerta cerrada con una cadena oscura, mis compañeros estaban confusos también, les pregunté si sabían algo de Julián, y los 4 chicos me miraron más confundidos todavía. A la vez supuse que era algo relacionado con la noche anterior. Saqué mi celular, abrí la imagen con nuestros horarios y noté que no había ningún Julian en la planilla, me quedé duro.
Nunca supe bien que fue lo que pasó esa noche, pero si que fue real. Desde ese momento, y cada vez que paso cerca del local, siento como una presencia observándome. No se si es una advertencia, o peor, como si el lugar estuviera esperando mi regreso.